jueves, 10 de julio de 2008

un poco de paz en este duro camino


por ahora pareciera que camino sobre espinas, cada dia es algo nuevo contra que luchar aparte del dolor, ahora tengo llagas en la boca, y amenaza de hemorragia, bueno mi DIOS amado usted tiene un plan para mi y yo no voy a desmayar, como mi amiga marcelita como estoy de feliz por ella gracias eternamente jesus por darle la sanidad señor ella es un angel se lo merece gracias padre amado la quiero mucho y me alegra saber que todo va bien por ella, y yo voy a ser testimonio vivo señor en este camino tortuoso, tu conoces mi corazon y sabes lo que quiero, ver a mis hijos crecer, aqui estoy en mi trabajo el cual me encanta y a la vez entristece ver que todo acabo pero asi es y aqui estare primero DIOS hasta el final, luego mi jefe me dice que no me preocupe yo siempre tendre trabajo , grcias por esa promesa, se que DIOS esta en todo esto, por que es incrible que le pido cuando salgo de casa encontarar parqueo cerca y hasta eso me concede, ayer fue especial pues me hablo mi amiga de la infancia , mi comadre madrina de mi niña, Claudia la quiero mucho ella y yo siempre fuimos unidas, hablamos y la verdad tanto ella como deseamos vernos espero que podamos hacerlo, mi problema es q de la tarde en delante me da frio y una sensacion de no tener fuerzas para nada es dificil lidiar con todo esto, tambien me llamo marlene otra señora amiga, q quiere llevarme donde un naturista, la verdad no lo se ahorita ya estoy agobiada con todo esto en realidad quiero terminar con las quimios y haver q pasa pues luego buscar otras alernativas por ahorita confio en medico de medicos mi DIOS , en el nombre poderoso de su hijo amado Jesus .......

cartas de cristo

Cartas de Cristo


Autor: P. Fernando Pascual LC


“Sois una carta de Cristo”. Así escribía san Pablo a los Corintios (2Cor 3,3). Cada cristiano debería ser, entre sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, de estudio o de hospital, una carta de Dios, un mensaje que lleve la esperanza, el amor, la fe, a un mundo que necesita siempre recibir un mensaje que venga de los cielos.

Ser carta de Dios, ser carta de Cristo. ¿Cómo podemos reflejar el amor y la misericordia, si somos débiles, si somos frágiles, si somos pecadores? Muchas veces nuestro papel está arrugado, nuestras líneas son torcidas, nuestra caligrafía resulta ilegible. Otras veces, quienes nos ven perciben un mensaje bastante distinto del Evangelio, si es que no leen nuestros gestos y palabras como antievangélicos. Si resulta que lo más importante para nosotros es la propia carrera, el bienestar, el placer, el favoritismo, el triunfo, la venganza, ¿qué testimonio dejamos en el mundo? ¿Qué pueden decir los demás de un “cristiano” tan poco cristiano?

En medio de tantos fallos, en medio de tanto antitestimonio, brillan con especial luz muchos corazones, muchas vidas de hombres y mujeres que sí viven en el Evangelio. No aparecen en la prensa, no son personajes famosos. Pero están ahí, junto a la cama del enfermo, en el voluntariado, en las misiones, con la madre o el padre ancianos, entre los pobres más pobres (esos que ni siquiera pueden pedir limosna), entre los ricos vacíos de esperanza. Llevan una sonrisa, una fe, un amor, una certeza. Saben perdonar, aguantan las calumnias, piden por los perseguidores, comparten incluso lo poco que tienen.

“Sois una carta de Cristo”. De muchos modos esa carta ha llegado también a nuestras vidas. Nos toca tomar el sobre, con devoción, con un corazón sediento. Nos toca leer el mensaje, mirar al cielo, dar gracias. Después, de rodillas, podemos pedirle al Padre que nos haga mensajeros, que cambie nuestro corazón, que nos enseñe a vivir, desde hoy, como cartas de su Amor, como salvados por la Cruz de su Hijo amado